Sistema Detector Electrónico de Arrastres MODELO MTS-95 (S.D.E.D.A.)
Tecnología Azucarera
- Respuesta inmediata ante la presencia de un arrastre
- Protección total para el sistema de calderas
- Máximo aprovechamiento del condensado de recuperación
- Considerable disminución del gasto de combustible
- Menor impacto ambiental de la fábrica de azúcar
El S.D.E.D.A. es un sistema diseñado exclusivamente para su uso en la industria azucarera, con el fin de automatizar el control de los condensados de retorno que se utilizan en la alimentación de las calderas.
Este instrumento fue desarrollado ante la necesidad de disponer de un sistema de control simple, práctico y confiable que protegiese las calderas del peligro latente que significan los arrastres de azúcar y, a su vez, que permitiese utilizar los condensados sin ningún riesgo.
Este instrumento fue desarrollado ante la necesidad de disponer de un sistema de control simple, práctico y confiable que protegiese las calderas del peligro latente que significan los arrastres de azúcar y, a su vez, que permitiese utilizar los condensados sin ningún riesgo.
Si se toma en consideración que aproximadamente el 70% del peso de la caña de azúcar es agua y si se contabiliza este peso, transportado desde el campo hasta el trapiche, y se suma el costo de la energía necesaria para separar dicha agua del azúcar, se establece que el agua caliente obtenida después de la evaporación representa un valioso sub-producto de la caña de muy importante valor económico. Por lo tanto, su recuperación y utilización en la alimentación de las calderas aporta una importantísima economía de agua y de combustible y por ende, una significativa reducción en el costo de la generación de energía.
Hasta la llegada del S.D.E.D.A. al mercado en el año 1960, para el control de los condensados se utilizaba el método manual con α-Naftol. Desafortunadamente, este método no es muy seguro dado que su eficacia depende de la frecuencia con que se realicen los análisis. Además, es imposible conocer el momento exacto en que se producirá un arrastre y, por ende, tampoco se puede conocer el momento en que termina. En consecuencia, con este análisis manual no se podía evitar que se contaminen las calderas y tampoco se podía aprovechar todo el caudal de condensado puro porque la mayoría de las veces se mantenía el caudal desviado innecesariamente.
El S.D.E.D.A. asegura una respuesta instantánea en presencia de un arrastre de azúcar, característica ésta de vital importancia para la protección de las calderas, que se hace relevante, por ejemplo, cuando se produce la rotura de la calandria de un calentador de jugo; aquí el arrastre será tan rápido y violento que sólo se podrá detener con un sistema de control automático.
La importancia del S.D.E.D.A. quedó de manifiesto cuando se comprobó que por su capacidad de selección automática de los condensados se aprovechaba todo el condensado puro producido y se desviaba el contaminado. Esto se traduce en dos importantes beneficios económicos para la industria azucarera: primero, quedan protegidas las calderas del peligro que significa el ingreso de azúcar en su seno, con lo que se evitan posibles paradas de la molienda y, a su vez, una significativa reducción en el costo de mantenimiento, tanto de las calderas como de todo el equipamiento asociado; segundo, este sistema hace posible la alimentación de las calderas con condensado, que es agua de alta calidad obtenida por destilación y, a su vez, la alta temperatura del mismo permite recuperar gran parte de la energía que se utilizó en los calentadores y evaporadores. Esto representa un muy importante ahorro de dinero que incide significativamente en un menor costo final en la fabricación del azúcar.
El S.D.E.D.A. se ha convertido en un elemento indispensable en las fábricas donde está instalado por la seguridad y economía que su uso aporta. Es un bien de capital que, por las características mencionadas, se amortiza rápidamente. Se ha comprobado en fábricas de la Argentina, donde utilizan como combustible gas natural o petróleo, que con nuestro S.D.E.D.A. se economiza casi el 11% del combustible.
En esta figura se muestra una propuesta clásica de instalación del S.D.E.D.A. que cubre el control del condensado de una fábrica:
Hasta la llegada del S.D.E.D.A. al mercado en el año 1960, para el control de los condensados se utilizaba el método manual con α-Naftol. Desafortunadamente, este método no es muy seguro dado que su eficacia depende de la frecuencia con que se realicen los análisis. Además, es imposible conocer el momento exacto en que se producirá un arrastre y, por ende, tampoco se puede conocer el momento en que termina. En consecuencia, con este análisis manual no se podía evitar que se contaminen las calderas y tampoco se podía aprovechar todo el caudal de condensado puro porque la mayoría de las veces se mantenía el caudal desviado innecesariamente.
El S.D.E.D.A. asegura una respuesta instantánea en presencia de un arrastre de azúcar, característica ésta de vital importancia para la protección de las calderas, que se hace relevante, por ejemplo, cuando se produce la rotura de la calandria de un calentador de jugo; aquí el arrastre será tan rápido y violento que sólo se podrá detener con un sistema de control automático.
La importancia del S.D.E.D.A. quedó de manifiesto cuando se comprobó que por su capacidad de selección automática de los condensados se aprovechaba todo el condensado puro producido y se desviaba el contaminado. Esto se traduce en dos importantes beneficios económicos para la industria azucarera: primero, quedan protegidas las calderas del peligro que significa el ingreso de azúcar en su seno, con lo que se evitan posibles paradas de la molienda y, a su vez, una significativa reducción en el costo de mantenimiento, tanto de las calderas como de todo el equipamiento asociado; segundo, este sistema hace posible la alimentación de las calderas con condensado, que es agua de alta calidad obtenida por destilación y, a su vez, la alta temperatura del mismo permite recuperar gran parte de la energía que se utilizó en los calentadores y evaporadores. Esto representa un muy importante ahorro de dinero que incide significativamente en un menor costo final en la fabricación del azúcar.
El S.D.E.D.A. se ha convertido en un elemento indispensable en las fábricas donde está instalado por la seguridad y economía que su uso aporta. Es un bien de capital que, por las características mencionadas, se amortiza rápidamente. Se ha comprobado en fábricas de la Argentina, donde utilizan como combustible gas natural o petróleo, que con nuestro S.D.E.D.A. se economiza casi el 11% del combustible.
En esta figura se muestra una propuesta clásica de instalación del S.D.E.D.A. que cubre el control del condensado de una fábrica:
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